Una de las maravillas de este deporte es el uso de las tres vías metabólicas. En un entrenamiento de intensidad, las tres comienzan a actuar a la vez y uno de los principales objetivos que tiene nuestro coach, es sacarle el mayor rendimiento y equilibrio posible a cada una de ellas.
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¿Qué nos sucede mientras realizamos un WOD?
Un wod, normalmente, dura desde 1’ hasta lo que nuestro entrenador esté dispuesto a ponernos a prueba, lo que activa nuestras vías energéticas desde el primer segundo. Llega un momento, aproximadamente a los 20’ (según el atleta y la intensidad aplicada) en el cual nuestro cerebro nos dice “quizá debas parar”… En ese momento se “acabaron” las vías anaeróbicas ¿Qué sucede entonces?:
En nuestras vías anaeróbicas hemos generado concentraciones de un 20-30% más de lactato en sangre que en el resto de formas de entrenamiento.
¿Qué importancia tiene el lactato sanguíneo?
Una vez utilizada la glucosa en las vías anaeróbicas, este actúa como sustrato para recuperarla: Gluconeogénesis.
El proceso que nos mantiene activos y hace que marquemos la diferencia es la capacidad de nuestro cuerpo para la reutilización del lactato y producir energía como combustible directo en el músculo. Este lactato, que se genera en las fibras de contracción rápida, pasará como piruvato a activar también las fibras de contracción lenta. A su vez, este piruvato es el mismo que nos introduce de lleno en la fase aerobia, que implica predominancia de la última vía, la vía oxidativa. Esto nos hará reducir intensidad pero prolongará la energía más tiempo.
La importancia de aguantar
Si aguantamos esa lucha interna, habremos entrado mediante el acetil-CoA en el ciclo de Krebs y con esto, en la fase aerobia. Habremos ganado la batalla a nuestra cabeza y nuestro cuerpo habrá prolongado quizá un segundo, quizá un poco más, nuestro cambio de vía. Enhorabuena, estaremos mejorando.
Polak says
Pues no me he enterado muy bien de lo que pasa al final